En el actual mundo globalizado, la tendencia al individualismo es cada vez mas
frecuente, convirtiéndose en una característica del hombre postmoderno el buscar su propia satisfacción sobre los intereses sociales. Esta perdida del sentido de comunidad ha afectado el equilibrio de los contenidos en forma transversal, lo que se ve reflejado en una sociedad de consumo que privilegia la imagen y el bienestar personal sobre el bien social.
Existe una decadencia en la profundización de las relaciones interpersonales, a
pesar de que las tecnologías de hoy nos permiten mejor que nunca estar
conectados con personas de todo el mundo, convirtiéndose en uno de los
principales males de la globalización, el vacío producido por una interacción superflua que no apunta más que a la propia satisfacción.
El sociólogo José Joaquín Brunner explica que ante este déficit de relaciones
interpersonales, el individuo busca dentro de si mismo las propias experiencias que lo lleven a comprender su entorno, volviéndose la subjetividad un fenómeno globalizado.
Uno de los escenarios donde este fenómeno se ve reflejado es en los actuales
medios de comunicación masivos, quienes han comenzado a privilegiar
informaciones con alto contenido emocional como estrategia para atraer al público consumidor a través del morbo y la sobre exposición de rostros, llegando incluso a crear un vínculo afectivo entre ellos.
Así lo plantea la periodista y académica Eliana Rozas en su artículo «La selección noticiosa: entre la importancia y el interés» (1997), cuando dice que «el paulatino vacío de importancia en los contenidos mediales explica que demos cada vez más espacio a la emoción a la rareza, a aspectos vinculados a la vida privada. Y menos, a la consecuencia o al conflicto.»
En este contexto, es posible, detectar que las programaciones de los medios de masas han ido dejando de lado sus primordiales objetivos de informar y educar, incorporando cada vez, con mayor frecuencia, temáticas referentes a la entretención, logrando con esto una alta aceptación en la comunidad debido al efecto de abstracción de las rutinas cotidianas que produce en ella.
Este fenómeno se advierte claramente en algunos programas televisivos que se dedican casi en forma exclusiva a comentar las tendencias de moda, eventos de la vida privada de ciertos personajes públicos utilizándolos como anzuelo para incrementar sus ventas.
Cabe preguntarnos entonces qué contenidos se privilegian hoy en día en la televisión, en especial en aquellos programas que acaparan los espacios de máxima audiencia y cual es el l aporte real de esta a la sociedad actual.
Creemos que esta investigación es necesaria para desencadenar nuevas políticas editoriales respecto a la calidad de la televisión en el país, buscando esta a través del equilibrio en los aportes que debe hacer la televisión, abriendo un debate necesario para reformular las agendas programáticas de este medio, que hoy en día es el de mayor contacto con el público.
Muy interesante